Estrategas invitados, una nueva sección
Por: Fernando Chapa
Cuando vi hace muchos años Alicia en el País de las Maravillas, más que maravillado, me sentí confundido. No me pareció maravilloso un mundo donde nada sigue alguna lógica. Animales, personas y objetos responden de forma “anormal”

¿Cuál es el mejor camino a seguir ante una incertidumbre constante?
No volví a pensar en aquello por muchos años, hasta que iniciamos el trabajo de consulta en algunas empresas y nos encontramos directores tristes y afligidos, a punto de perder su negocio, por culpa de la maldita realidad, que tiene esa rara costumbre de echarlo todo a perder. Apenas iba bien el negocio y nos cierran la frontera; hoy no tocaba huelga; no ganó mi candidato; se descompuso la maquinaria más necesaria; se nos pasó pagar el seguro contra inundaciones; ….

Observar, analizar y comprender para aprender.
El título original de la obra de Charles L. Dogson, matemático y escritor mejor conocido por su seudónimo de Lewis Carroll, es Alice Adventures Under Ground, Aventuras de Alicia bajo tierra, que es justo donde tiene lugar la historia. Cuando el manuscrito fue publicado dos años después (1865), cambió el título a Alice Adventures in Wonderland. Que fue recortado y traducido al español, como ya lo conocemos.
Aquí el primer dilema para mi comprensión: No se trata de maravillas en el sentido que utilizamos coloquialmente, de algo extraordinariamente bueno, como los tesoros en la cueva de las maravillas de Aladino. Sino del uso en el idioma inglés del verbo to wonder, dudar. Así pues, la traducción más acertada, por lo menos para mí, sería Alicia en el mundo del sinsentido (nonsense), porque justo así se comportan todas las cosas a su alrededor, y la pobre niña curiosa y desobediente -y con ella los espectadores como yo- se empeña en encontrarle cuadratura al círculo. Nada es lo que parece. Conejos con prisa; garzas como bastones de criquet que cambian veleidosamente; reglas absolutamente absurdas, como aquella del juico de Alicia en el que la Reina dice “primero se sentencia y luego se revisa la evidencia”. En fin, todo un mundo de incomprensibles situaciones.
Aunque no lo parezca, el mundo real no es muy distinto. Con el desarrollo de nuestra inteligencia aprendemos a darle sentido a las cosas. La ciencia ha avanzado enormemente para ya no dejarnos maravillar por el sinsentido, estudiando y resolviendo -aunque sea superficialmente- los fenómenos físicos del universo a escalas que en los tiempos de Carroll serían inimaginables. Así pues, hemos tratado de darle nuestra propia cuadratura al círculo de la realidad desde que establecemos patrones de medición, como el metro, para asegurarnos que un metro, un kilo, un litro y un joul sean lo mismo en todo el mundo. Para comprender mejor, utilizamos medidas como la duración del año terrestre, para referirnos a distancias que de otra forma serían incomprensibles; diez mil años luz deben ser una cantidad de metros absurdamente enorme en metros.
Sin embargo, entre más avanzamos en la comprensión de los fenómenos, más nos damos cuenta de lo mucho que ignoramos. ¡Qué bueno! Podríamos decir que siempre habrá incógnitas por descubrir. El mundo nunca será un lugar aburrido. Aunque a veces nos parezca que no se mueve, los terremotos se encargan de recordarnos que hay que estar siempre alertas, y que el sinsentido puede aparecer donde menos se le espera.
La incertidumbre es una pesadilla, diría aquel que pretende tener todo bajo su control. Una maravilla para todos los demás. La única constante es el cambio. Cita trillada pero cierta. En otra ocasión otro empresario me comentaba: Lo único que no me gustan son las sorpresas, ni las buenas ni las malas. En nuestro apetito por el control de nuestro entorno nos olvidamos que todo es mucho más complejo de lo que imaginamos, que lo que hemos descubierto o estudiado es sólo la punta del iceberg.
Dentro de todo ese mundo del sinsentido, la pobre niña Alicia, que a mi se me figura como toda la humanidad reunida padeciendo los caprichos de la realidad, llora desconsoladamente por no encontrar la salida a ese mundo del revés que ella misma se inventó. En el momento de más duda y desesperanza, la voz del gato Cheshire, otro personaje huidizo, malévolo, incomprensible y sabio, nos regala alguna línea de enorme sabiduría:
– Señor gato, dígame por favor ¿qué camino debo tomar? – ¿A dónde te diriges, niña?
– No lo sé, a cualquier lugar.
– Ah, pues entonces cualquier camino te sirve.
Seguro que el gato Cheshire (cuyo origen es incluso anterior a las obras de Carroll) no había leído mucho de filosofía. Pero esto mismo, en palabras del filósofo español -pero matriculado en Roma- Seneca, escribió: “Para el que no sabe a dónde va, ningún viento le es favorable”.
¿Cómo vencer a la incertidumbre y al sinsentido? No se puede. No se puede, pero puedes intentar anticiparla y sacar ventaja. Y eso, ¿cómo se logra? Pues sólo con la experiencia y la prudencia. Muchos emprendedores (empresarios nóveles) y muchos empresarios en general, olvidan herramientas fundamentales para no sólo evadir la incertidumbre sino construir con ella. Anticiparnos a forjar el futuro y utilizar el viento a nuestro favor. Hacer ejercicios prudenciales de planeación, anticipación y previsión; hacer ejercicios de imaginar el futuro -con pensamiento crítico y no fantasioso, es más que una herramienta, es un arma con la que nos defendemos y anticipamos a la incertidumbre.
Tristemente, muchos esperamos que las cosas no cambien, le compramos el término a los economistas que nos dicen: ceteris paribus. O sea, si todo lo demás permanece constante, entonces…. Pero las cosas sí cambiarán. Para nuestro negocio habrá cambios físicos, tecnológicos, socio-culturales, políticos, económicos, modas, gustos, etc. Y todos nos afectan en mayor o menor medida. Nosotros también estamos siempre en constante cambio, vamos creciendo para bien, o deteriorándonos, si no hacemos algo al respecto.
Creer en nuestros propósitos, hacer planes y llevarlos con ahínco a la práctica, ir midiendo constantemente si las cosas se parecen a lo que creíamos y ajustar el rumbo con frecuencia. Si no fuera así, Cristóbal Colón -a quien se cita un par de veces en alguna versión de Alicia- no hubiera llegado muy lejos.
Parte del trabajo que hacemos en las empresas es recuperar el valor de los planes y los mapas, saber qué queremos, definir misiones realistas, pero ambiciosas, y después convertirlos en estrategias, tareas y acciones concretas que nos acerquen a lo que queremos llegar a ser. Vamos midiendo el desempeño y ajustando el rumbo, estudiamos a la competencia y todos los factores que nos pueden desviar, no nos conformamos con una única fuente de información. Buscar por todos los medios allegarte de los indicios que te ayuden a vislumbrar el futuro. Y si aun así la realidad decide comportarse de modo distinto, pues ajustas un poco el rumbo, con buena cara y mucho ánimo. Con la sonrisa del gato Cheshire.
Finalmente, una cita de don Benjas Franklin que seguro ya habías escuchado: En este mundo nada es seguro, excepto la muerte y los impuestos.
Es ingeniero industrial y tiene maestría en dirección de empresas. Fue profesor de Análisis de Decisiones en el IPADE por 15 años, en donde también fue director de programas internacionales.
En años recientes ha sido director de operaciones y director general en empresas privadas y públicas, así como consultor de la metodología Adizes en diversas empresas.
Los temas de mayor relevancia en los que participa y por lo que ha sido conferencista invitado, son los relacionados al liderazgo, crecimiento sostenido y continuidad de las empresas, el desarrollo y transformación, así como la implantación de tecnologías de la información orientadas a la innovación y crecimiento de las organizaciones.
Estrategas Invitados: nuevas voces, mismas ganas de reflexionar
En Brunch de Gestión creemos que las mejores ideas no siempre nacen en las juntas de los lunes ni en los dashboards del trimestre. A veces surgen en una conversación de pasillo, frente a un buen café, o mirando un partido que parece no tener nada que ver con los negocios… hasta que lo tiene todo.
Por eso, continuamos con entusiasmo nuestra sección: Estrategas Invitados. Un espacio mensual donde voces externas —líderes, creativos, pensadores poco convencionales— compartirán sus propias formas de entender la gestión, el liderazgo y el caos (maravilloso) del mundo laboral.
Aquí no hay fórmulas mágicas. Solo visiones frescas, análisis con sabor propio y conexiones inesperadas entre la vida cotidiana y la estrategia empresarial.
Cada colaboración será una invitación a pensar distinto. A abrir el juego. A conversar con quien mira desde otra tribuna.
Bienvenidos a Estrategas Invitados.
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